El aloe vera es una de las plantas con un mayor número de aplicaciones en la dermocosmética tradicional. Todo ello es debido a un sinfín de propiedades únicas que hacen de este vegetal una materia prima de valor incalculable para la salud y el cuidado de tu piel.
De las hojas de esta planta se extrae un líquido graso o gelatinoso, que según los numerosos estudios científicos que se han realizado en torno a él, contiene un gran número de principios activos, entre los que se encuentran las aloínas, las aloerresinas, las saponinas y la lignina, además de fibra, minerales (como el zinc, cobre o calcio), vitaminas E, C, A y aminoácidos.
Todos estos componentes se traducen en numerosos beneficios para tu salud entre los que destacan:
Mejora la cicatrización: Gracias a sus propiedades antioxidantes e hidratantes, la sábila nos permite restaurar nuestra piel ya sea de cicatrices, picaduras o incluso estrías.
Alivia el dolor y la inflamación: sus propiedades analgésicas e inhibidoras permiten al aloe vera tener numerosos beneficios respecto al control del dolor y malestar, bloqueando las fibras nerviosas periféricas de tal manera que no permiten pasar la molestia.
Estimula la coagulación: gracias a su alto contenido en calcio, potasio y celulosa, el aloe vera permite la formación de fibras siendo muy efectivo, por ejemplo, para combatir las varices.
Protege nuestra piel: gracias a sus propiedades hidratantes y cicatrizantes, el aloe vera es un gran aliado contra los efectos del sol, al actuar como fotoprotector, al tiempo que estimula el colágeno y las fibras de elastina de nuestra piel.
Previene el envejecimiento prematuro de nuestra piel: el aloe vera actúa como un antiarrugas natural porque hidrata y anestesia los tejidos de la piel, al tiempo que sus minerales y vitaminas únicos estimulan la producción de nuevas células y expulsan bacterias no beneficiosas.
Protege el cabello: el aloe vera puede ser nuestro gran aliado contra la alopecia, la caspa y la seborrea gracias a que actúa como revitalizante del cabello.
